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domingo, 28 de noviembre de 2010

Inaceptable, pero no inminente



Rusia está cooperando con EEUU para contener el programa nuclear iraní, según se desprende de numerosos despachos. Sin embargo, no considera que la amenaza sea inminente. Sus analistas constatan que Irán ha desarrollado versiones mejoradas de sus Scud para el corto alcance, sin embargo estiman que ha tocado techo en los misiles de alcance medio y está lejos de lograr uno intercontinental, la mayor preocupación de EEUU. Por eso, discrepa de que se trate de una amenaza inmediata, tal como se revela en un informe de la Secretaría de Estado sobre las conversaciones bilaterales para evaluar amenazas conjuntas que ambos países mantuvieron en diciembre del año pasado (documento 250573). Aún así, del lado ruso se deja claro que los intereses estratégicos a largo plazo de EEUU y Rusia coinciden en buena medida y que la adquisición de capacidad nuclear y/o de misiles por parte de Irán, Corea del Norte, u otros estados a punto de conseguirla es inaceptable.

Los rusos entienden que debido a la compleja y desafiante situación del contexto regional que rodea a Irán, sus líderes consideran la adquisición de capacidad de misiles como [un elemento de] disuasión ante las amenazas existentes. Más interesante resulta su convicción de que los iraníes exageran de forma consistente sus logros en producción de misiles. Entre otras cosas dudan de que el Shahab-3 iraní, una variación del ruso Scud-C, haya alcanzado los 2.000 kilómetros que asegura Teherán. También de que el Sejjil, el misil de combustible sólido que tratan de desarrollar, pueda llevar una carga suficiente para ser de utilidad militar. En su opinión, pasarán 5 o 6 años antes de que esté listo. Los norteamericanos temen sin embargo que puedan desplegarlo, en cantidades limitadas, antes de un año.

Otro punto de contención es el cohete espacial, que EEUU teme que sirva para avanzar la tecnología para un misil de largo alcance. De nuevo los rusos dudan de que tenga utilidad militar y recuerdan que el Safir, lanzado el pasado febrero, sólo puso en órbita un satélite de 26 kilos de peso, el Omid. Los rusos también insisten en que los iraníes carecen de los materiales avanzados que son necesarios para progresar por ese camino. Pero Washington ha detectado que Irán está buscando "varias aleaciones de aluminio" en los mercados internacionales y sospecha que esté usando ese metal en vez de acero para aumentar el alcance de los cohetes.

Los analistas rusos han llegado a la conclusión de que el programa de misiles iraní no está suficientemente desarrollado y que sus intenciones de usar los misiles contra EEUU o Rusia son inexistentes, por lo tanto no constituyen una amenaza que requiera el despliegue de defensas antimisiles. No obstante, un año después, Moscú ha aceptado el nuevo plan de escudo antimisiles de la OTAN aprobado en Lisboa, sin que quede claro si durante este tiempo (en que Rusia también apoyó las nuevas sanciones de la ONU a Irán) ha cambiado su percepción de peligro o ha obtenido otras contrapartidas.

El intento de Irán de adquirir materiales prohibidos ocupa parte de las conversaciones EEUU-Rusia y también decenas de despachos que la Secretaría de Estado intercambia con sus embajadas en todo el mundo. Los rusos admiten que Teherán tiene programas para tratar de adquirir tecnología rusa. Entre los equipos que trata de adquirir destacan dispositivos de medición, amplificadores de alta precisión, indicadores de presión, varios materiales compuestos y tecnología para crear nuevos motores para misiles. Para ello utilizan falsas compañías dirigidas por los servicios de seguridad iraníes, pero desde Moscú se asegura que su trabajo está frustrando ese empeño.

No está claro que ese éxito sea universal. EEUU identifica dos compañías alemanas de productos de precisión industrial que parecen estar en el objetivo de varias de empresas tapadera e intermediarios iraníes que actúan por cuenta de la Organización de Industrias Aeroespaciales (que coordina toda la investigación, desarrollo y producción de los misiles) o sus subordinadas (listas en el documento 226534). La secretaria de Estado escribe a la Embajada en Berlín para que comunique el caso a las autoridades pertinentes. Al menos en dos ocasiones, la legación rebota un mensaje alemán según el cual las sociedades afectadas no han recibido los encargos que se les refieren y ni siquiera han tenido noticias de los supuestos compradores.

También preocupa a EEUU una empresa supuestamente iraní pero con sede en Malasia, Electronics Component Limited (ECL), que está intentando comprar giroscopios a la china VibTel. Los giroscopios, que pueden utilizarse en los sistemas de guía de los misiles balísticos o en los aviones no tripulados, están sujetos al MTCR, por lo que Washington pide a Pekín que investigue el caso. No consta cómo se resuelve el asunto, pero la ECL es objeto de varias gestiones similares. El objetivo, explica uno de los informes, es que "Irán no logre acceder a las tecnologías que necesita para desarrollar misiles de mayor alcance" [que los que actualmente tiene], y en definitiva, hacer inviable su eventual capacidad nuclear.

Á. E.


Los árabes piden a EE UU frenar a Irán por cualquier medio



El recelo histórico que los países árabes han sentido hacia Irán está alcanzando cotas patológicas a medida que la República Islámica anuncia nuevos progresos en sus programas nuclear y de misiles . Los contactos al más alto nivel que quedan expuestos en los informes diplomáticos a los que ha tenido acceso EL PAÍS revelan mucha más preocupación de la que admiten en público. "Una guerra convencional ahora sería preferible a un Irán nuclear", llegan a decir los gobernantes de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin en sus conversaciones con altos cargos de EE UU. La mayoría de los líderes árabes, sin embargo, considera mucho peor el riesgo de un conflicto militar. Están dispuestos a apoyar cualquier otro esfuerzo de Washington para contener a Irán, aunque sin hacer ruido. De momento, esa percepción de peligro les lleva a rearmarse, algo que suscita dudas en Israel a pesar de ser quien más se cuida de Teherán. Rusia pone en duda la inminencia de la amenaza (apoyo).


Inaceptable, pero no inminente


"El rey [Abdalá] le ha dicho al general [James] Jones [consejero de Seguridad Nacional] que si Irán logra desarrollar armas nucleares, todos en la región harán lo mismo, incluida Arabia Saudí", escribe el embajador de EE UU en Riad, James Smith, en un informe que dirige a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para preparar su visita de febrero de este año (documento 248348). La misma advertencia le hizo el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammed Bin Zayed al Nahayan, al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, durante una cena en julio de 2009 (documento 217326). Las monarquías petroleras árabes consideran seriamente una carrera nuclear y quieren que su aliado tome en consideración el riesgo.

Consciente de esa inquietud, Clinton instruye a sus embajadas en los Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para que tranquilicen a sus respectivos anfitriones (Arabia Saudí, EAU, Kuwait, Qatar, Bahréin y Omán) ante el anuncio de la nueva política de defensa antimisiles del presidente Obama, en septiembre del año pasado. "Los programas BMD [defensa de misiles balísticos] en Europa no van a requerir un desvío de activos de EE UU desde el Golfo", asegura uno de los puntos que la secretaria de Estado quiere transmitir a sus aliados árabes, según consta en uno de los documentos analizados (documento 225598).

Los diplomáticos norteamericanos también deben recordar a sus interlocutores que "Estados Unidos ha desplegado sistemas BMD en Oriente Próximo para proteger[les] de la amenaza de misiles iraníes, incluida la presencia de Aegis BMD en el golfo Pérsico y de dos baterías de misiles Patriot en Bahréin, Kuwait, Qatar y EAU". Curiosamente, el despliegue de los Aegis no se hizo oficial hasta cuatro meses después, en enero de este año. Ese mismo mes, una información del diario The New York Timesen la que se mencionaban las conversaciones para el despliegue de los Patriot provocó el enfado de Kuwait y la indignación de Omán, dando una idea de la sensibilidad del asunto. Los dirigentes árabes temen que Irán les perciba como hostiles.

"Al Gobierno de Kuwait le ha molestado y disgustado el artículo", escribe la embajadora estadounidense, Deborah Jones (documento 247212). La semana anterior, el presidente del Parlamento iraní, Ali Lariyaní, ha visitado el emirato y exhortado a sus líderes a que no permitan que las bases estadounidenses en su territorio sirvan para atacar a Irán. Como explica Jones, los kuwaitíes temen que en caso de enfrentamiento, su país "quede atrapado entre dos fuegos". La reacción del Gobierno omaní es aún más fuerte porque, como señala el embajador Gary Grappo, "nunca ha habido una oferta oficial de Patriots a Omán". Explica que la buena colaboración entre ambos países "depende de mantener una extremada discreción y del cuidadoso objetivo de la política exterior del sultanato de equilibrar la percepción pública de sus relaciones con EE UU e Irán" (documento 246778).

En numerosos despachos, los líderes aconsejan discreción a sus interlocutores estadounidenses. "El rey [saudí] le dijo al general Jones que la agitación interna iraní [tras las elecciones de junio de 2009] constituye una oportunidad para debilitar al régimen (algo que él anima a hacer), pero también instó a que esto se haga de forma encubierta y subrayó que las declaraciones públicas en apoyo a los reformistas son contraproducentes", prosigue el largo informe del embajador para Clinton. Según su relato, Abdalá "considera que las sanciones podrían debilitar al Gobierno [iraní], pero solo si son fuertes y sostenidas". En el mismo sentido, Grappo concluye en un despacho que Mascate "no se opondría a la imposición de más medidas contra Irán por parte de las organizaciones internacionales; sin embargo, Omán no quiere mostrarse activo en la promoción de esas medidas" (documento 143790).

No quieren mostrarse activos, pero actúan. En una visita a Moscú en junio de 2009, Alexander Vershbow, secretario adjunto de Defensa, dice a sus interlocutores que "el mundo islámico está muy preocupado por el programa nuclear de Irán" y que "varios de sus vecinos árabes han pedido a EE UU misiles Patriot y otras medidas para protegerse contra un ataque iraní" (documento 228567). A lo largo de 2010, EE UU ha vendido a los países del CCG armas y servicios militares por importe de 123.000 millones de dólares (unos 93.000 millones de euros), más del triple que en los cuatro años anteriores. En el mensaje de la secretaria de Estado se recuerda que las defensas desplegadas por EE UU "complementan los sistemas BMD de la región que incluyen capacidad PAC-II en Arabia Saudí y Kuwait, y capacidad de Alerta Temprana Compartida en EAU", dos programas que simbolizan la larga cooperación militar con el aliado estadounidense. El despacho revela además que Washington "está estudiando la posibilidad de facilitar cobertura BMD adicional a los países del CCG, si las circunstancias lo requieren".

¿Es tal el caso? Las declaraciones bombásticas del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, sobre las proezas de la Guardia Revolucionaria y el complejo industrial-militar que controla, dan que pensar. No pasa un mes sin que alguno de los cuerpos de ese ejército, el verdadero poder militar de Irán con 125.000 hombres, realice maniobras o pruebas de algún nuevo juguete bélico. En los dos últimos años, Irán ha alardeado sobre todo de sus misiles y de su programa espacial. Ese desarrollo solo refuerza las sospechas sobre su programa nuclear. La conjunción de capacidad atómica y misiles balísticos constituye la peor pesadilla no solo de EE UU, sino de todos los vecinos de Irán. Así que por mucho que Ahmadineyad trate de tender lazos, tales exhibiciones de poderío intranquilizan a los países de la península Arábiga, que todos juntos apenas suman la mitad de la población iraní (77 millones).

"Irán tiene el mayor y más activo programa de misiles de Oriente Próximo", afirma EE UU en un documento titulado El programa de misiles balísticos de Irán, que tras haber pasado el control de las agencias de espionaje, el Departamento de Estado distribuye a los participantes en una reunión del Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR), en noviembre de 2009 (documento 226534). Washington explica el arsenal de cohetes de que dispone Irán y expresa su preocupación de que "pudiera actuar como abastecedor de tecnología de misiles balísticos para otras partes". De hecho, menciona que ya está promocionando sus misiles de corto alcance "en exhibiciones de defensa y webs del Gobierno" y que ha llegado a acuerdos para la producción del Fateh-110 en Siria (que a su vez se los habría ofrecido a Hezbolá).

Para los israelíes no hay duda de que Irán tiene un programa militar y aunque los informes disponibles no dan detalles del contenido, mencionan la existencia de información secreta compartida. "La prioridad de Israel es impedir el programa militar nuclear de Irán", afirma Pinchas Buchris, director general del Ministerio de Defensa, durante una visita del vicesecretario estadounidense para Asuntos Político-Militares, Andrew Shapiro, en julio de 2009 (documento 218775). "Todas las opciones deben permanecer sobre la mesa", defiende Buchris, antes de precisar que parte de su trabajo "es asegurarse de que Israel está en condiciones de utilizar esa opción, por más indeseable que resulte". Otros participantes revelan su escepticismo de que la vía del diálogo vaya a funcionar.

Los israelíes también expresan su inquietud por el rearme árabe que ha suscitado la amenaza iraní e insisten en mantener su "ventaja militar cualitativa". "Una percepción de que se reduce la distancia entre Israel y los Estados árabes, unido a un Irán dotado de armas nucleares, podría llevar a los Estados árabes moderados a reevaluar la idea de que Israel es parte integrante de la región", argumenta Alon Bar, el vicedirector para Asuntos Estratégicos del Ministerio de Exteriores, citado por Cunningham. El embajador cuenta además que cuando Shaphiro menciona los intereses comunes con los Estados del Golfo, los militares israelíes se muestran escépticos de que la asistencia militar ofrecida vaya a ayudar contra Irán. Argumentan que los sistemas en discusión "no están diseñados para hacer frente a las amenazas, nuclear y asimétrica, que plantea Irán". El vicesecretario la justifica como "una señal para esos países (y para Irán) de que tienen grandes aliados en Occidente".

El rey saudí apoya la intervención militar

Significativamente los temores que la República Islámica despierta en Israel no se diferencian mucho de los que ocasiona entre sus vecinos árabes, algo que les convierte en extraños compañeros de viaje. También los saudíes están dispuestos a llegar hasta el final, según se desprende del despacho que firma el ministro consejero de la Embajada norteamericana en Riad, Michael Gfoeller, dando cuenta de una visita del general David Petraeus y el embajador estadounidense en Bagdad al rey Abdalá, en abril de 2008. El embajador saudí en Washington, Adel "al Jubeir recordó los frecuentes llamamientos que el rey ha hecho a EE UU para que ataque Irán y ponga fin a su programa de armas nucleares", escribe Gfoeller (documento 150519). "Les dijo que cortaran la cabeza de la serpiente", cita el diplomático a Al Jubeir quien utiliza un símil habitual entre los árabes.

Y es que la prevención del monarca saudí hacia su vecino es colosal. "El objetivo de Irán es causar problemas", le confía Abdalá de Arabia Saudí a John Brennan, asesor para la lucha antiterrorista del presidente Barack Obama, durante una audiencia en marzo del año pasado. El contenido de los 90 minutos de conversación entre ambos quedó recogido en el informe que al día siguiente elaboró el entonces embajador estadounidense en Riad, Ford M. Fraker (documento 198178). "Sin duda están algo desequilibrados", cita textualmente al rey, quien describe a Irán como "un vecino al que uno trata de evitar" y declara: "Qué Dios nos libre de ser víctimas de la maldad iraní".

Arabia Saudí, la cuna de los santos lugares del islam y el heraldo de la interpretación más radical de su rama suní, siempre ha observado con recelo a los chiíes del otro lado del golfo Pérsico, su único rival por el liderazgo regional. La desconfianza histórica se trocó en antagonismo real cuando la revolución de 1979 convirtió al Irán imperial en una República Islámica que con su sola existencia cuestionaba las credenciales religiosas de la dinastía de los Al Saud. Ese temor se vio enseguida corroborado por las intenciones de "exportar la revolución" del ayatolá Jomeiní, el líder de aquel movimiento que cambió las coordenadas estratégicas de la zona, y el inicio de la guerra irano-iraquí. El deshielo con los vecinos que inició el presidente Jatamí a partir de 1997 aún no se había consolidado cuando la oratoria desbocada de Ahmadineyad, su sucesor, ha vuelto a agitar los fantasmas.

De la lectura de los despachos disponibles se saca la impresión de que la preocupación saudí por Irán va en aumento. Aunque los motivos de inquietud van cambiando con el tiempo (disturbios durante la peregrinación anual a La Meca, interferencia en Bahréin, implicación en atentados, etcétera), el tema es una constante desde los textos datados en 1985 y se repite en todos los contactos bilaterales.

Ya en julio de 2007, el entonces embajador Richard Erdman identifica en otro informe "las prioridades de seguridad regional" del rey Abdalá como "poner en marcha de la solución de los dos Estados en [el conflicto de] Oriente Próximo y convencer a Irán para que cumpla con sus obligaciones nucleares" (documento 217248). "Los saudíes ven Irán como un peligroso poder chií inclinado a desestabilizar la región, desde Líbano a Irak, Bahrein y Yemen", escribe Erdman al general Petraeus, entonces al mando de las tropas en Irak, en vísperas de una visita a Riad. "Les preocupa que estemos dispuestos a aceptar un papel más relevante de Irán en la región a cambio de concesiones en su programa nuclear", interpreta el diplomático. "El rey está convencido de que el acercamiento a Irán no va a tener éxito. Quiere oír que nuestros esfuerzos en ese sentido están vinculados a los resultados y tienen fecha de caducidad".

Tres años después, el monarca saudí le cuenta a Brennan que el ministro iraní de Exteriores, Manuchehr Mottaki, ha estado allí, "sentado en ese mismo sitio", minutos antes, y le describe la conversación que han mantenido como "subida de tono". De acuerdo con el relato que reproduce el embajador Fraker, presente en la entrevista, cuando el rey inquiere a Mottaki por la interferencia iraní en los asuntos de Hamas, el ministro responde que "se trata de musulmanes". "No, de árabes", le replica Abdalá, "y ustedes, los persas, no tienen derecho a entrometerse en los asuntos árabes".

Tan poco diplomática frase, en boca de un hombre de 86 años conocido por su prudencia política, dista mucho de las cuidadas declaraciones con las que se da cuenta de esos encuentros bilaterales y constituye una clara indicación de que los saudíes están perdiendo la paciencia con la creciente influencia iraní en la región. "Tanto como apreciamos el apoyo iraní a las causas árabes, nos gustaría ver que se canaliza a través de la legalidad árabe y en armonía con los objetivos árabes", resumió la cita el ministro saudí de Exteriores, el príncipe Saud al Faisal.

De acuerdo con el relato de Fraker, "Abdalá aseguró que Irán estaba tratando de establecer organizaciones del tipo de Hezbolá en países africanos, señalando que los iraníes no creen que estén haciendo nada malo y no reconocen sus errores". El rey sugiere a Brennan que una solución al conflicto árabe israelí sería un gran logro, aunque admite que Irán encontrará otra forma de causar problemas. El monarca refirió también que los iraníes querían mejorar las relaciones bilaterales y que les daba un año para que mostraran su buena voluntad. "Después de eso, se acabará", aseguró que le había dicho a Mottaki.

De hecho, Abdalá rechazó la invitación a visitar Irán que le presentó el jefe de la diplomacia iraní, una visita que el Gobierno de Ahmadineyad trata de organizar desde 2007. "Todo lo que quiero es que ustedes nos libren de su maldad", dijo el rey que había respondido. "Hemos tenido relaciones correctas a lo largo de los años, pero el resultado final es que no se puede confiar en ellos", resumió ante Brennan.

La desconfianza saudí parece sustentare en fracasos anteriores. El rey le cuenta a Brennan que "hace tres años" el líder supremo iraní, Ali Jameneí, envió a su consejero para Asuntos Exteriores, Ali Akbar Velayatí, con una carta en la que proponía el establecimiento de un canal secreto de comunicación entre ambos dirigentes. Abdalá asegura que estuvo de acuerdo y que designaron al propio Velayatí y al príncipe Saud al Faisal como puntos de contacto, pero el canal nunca se ha utilizado.

No está claro cómo han respondido los iraníes al ultimátum saudí y los despachos diplomáticos se acaban en febrero de este año, justo en vísperas de que se cumpliera el plazo. Sin embargo, el pasado octubre, llamó la atención que la prensa del reino se hiciera eco de dos llamadas telefónicas de Ahmadineyad a Abdalá. La primera antes de su visita a Líbano y la segunda, 10 días después. Nada se ha sabido del contenido de esas conversaciones más allá del comunicado oficial, según el cual "comentaron asuntos regionales". Pero aunque el monarca telefoneara al presidente iraní en julio de 2006 para darle el pésame por la muerte de su padre y le recibiera sonriente en Riad un año después, no se fía de él. En marzo, tres meses antes de las elecciones iraníes, "Abdalá dijo que preferiría a Rafsanyaní si se presentara", escribe el embajador Fraker. No lo hizo y volvió a ganar Ahmadineyad.

La audiencia de Abdalá a Brennan tenía otros puntos del día, pero sin duda Irán fue el centro de su conversación y el que más pareció interesar al estadounidense. Así se desprende del informe que elabora el embajador, en el que dedica dos de sus seis páginas al asunto. "Brennan dijo que teníamos los ojos bien abiertos a las ambiciones iraníes y que no éramos naif respecto a los peligros que Irán planteaba a Arabia Saudí, y que no se puede permitir que Irán tenga éxito con sus actividades desestabilizadoras", escribe Frake. "Brennan señaló que el presidente había ordenado una revisión completa de la política de EE UU hacia Irán".

Los saudíes tampoco ocultan su pesimismo ante la forma en que Washington está gestionando la crisis iraní. "El rey está convencido de que los esfuerzos de EE UU para implicar a Teherán [en una negociación] no van a tener éxito; probablemente va a sentir que los hechos le dan la razón a la vista [del discurso] de Ahmadineyad del 11 de febrero jactándose de haber enriquecido uranio al 20% [y de que] Irán 'ya es un país nuclear", asegura Smith en su informe previo a la visita de Clinton los días 15 y 16 del pasado febrero (documento 248348).


En vísperas de la visita de la secretaria de Estado a Riad, se especuló iba a pedir ayuda a su anfitrión para vencer las reticencias de China a una nueva resolución sancionadora en el Consejo de Seguridad. Sin embargo, del despacho de Smith se deduce que o los saudíes ya estaban de acuerdo o la tarea de persuadirles se llevó a cabo de antemano. "Arabia Saudí ha dicho a los chinos que está dispuesta a garantizarles un suministro de petróleo a cambio de que presionen a Irán para que no desarrolle armas nucleares", afirma el embajador. Pekín, que en los últimos años ha hecho grandes inversiones en la República Islámica, teme una eventual interrupción del flujo de crudo. La seguridad de que sus industrias no se queden desabastecidas reduce su dependencia de los iraníes.

El ministro saudí de Exteriores dijo luego en una conferencia de prensa que China "no necesita las sugerencias de Arabia Saudí sobre lo que debe hacer", pero la realidad es que durante una visita de su colega chino a Riad, él mismo le suscitó el asunto (documento 254748). Más intrigante fue la afirmación del príncipe Saud al Faisal de que las sanciones son "una solución a largo plazo" y que la amenaza que plantean las ambiciones nucleares de Irán exige medidas más urgentes. Durante días, los analistas se devanaron los sesos tratando de dilucidar qué había querido decir el veterano jefe de la diplomacia saudí. A la vista del despacho de Smith, sus palabras bien podían referirse a la necesidad de que EE UU ratificara el mayor contrato de defensa entre ambos países, por un importe de 60.000 millones de dólares, que acaba de aprobar el Congreso de EE UU a pesar de las reticencias israelíes. "[El rey] también quiere conocer nuestros planes para reforzar las defensas del Golfo frente a Irán", escribió el embajador.

Los temores de los saudíes respecto a Irán no son solo de carácter existencial o ideológico. También tienen quejas concretas del comportamiento de sus vecinos, como le hace saber el poderoso ministro del Interior (y medio hermano del rey), el príncipe Nayef, a Brennan, el consejero de Obama para la lucha antiterrorista, durante una visita el 5 de septiembre del año pasado. Según el relato que de la misma hace el cónsul general en Yeddah, Martin R. Quinn (documento 224706), "Nayef se quejó de que durante los dos últimos años Irán ha albergado a saudíes (todos suníes) -incluido Ibrahim, uno de los hijos de Osama Bin Laden- que tuvieron contactos con terroristas y trabajaron contra el reino". El Gobierno de Arabia Saudí "considera que esta acción agresiva constituye una ruptura del acuerdo de seguridad que ambos países firmaron en 2001". Aquel compromiso, alcanzado durante la presidencia del reformista Jatamí, intentaba cerrar la crisis abierta tras el atentado de 1996 en Jóbar (que Riad atribuyó a los servicios secretos iraníes).

En esa cita, Brennan asegura a Nayef, siempre según el informe, que "el deseo del presidente Obama de hablar con los iraníes no significa que no entienda el problema" y que "los grandes amigos del Gobierno de Arabia Saudí en la Casa Blanca, incluido el presidente Obama, quieren trabajar con Arabia Saudí en ese frente". Otro motivo de preocupación más reciente es la revuelta de los Huthi en Yemen. Los saudíes, como la mayoría de los árabes, se muestran convencidos de que Irán apoya a esos insurgentes debido a su afiliación chií (documento 243447). EE UU les pide pruebas, algo que nadie parece capaz de proporcionar.

Tampoco nadie quiere ser el primero en dar un paso al frente para aislar a Irán. Su sombra es muy grande y, como sugiere el rey, es preferible hacerlo de forma encubierta.

Durante una visita el pasado febrero, el vicesecretario del Tesoro Neal Wolin pide a los responsables económicos saudíes ayuda para combatir la creciente actividad financiera de la Guardia Revolucionaria iraní y que el Gobierno de Arabia Saudí lidere el esfuerzo en ese sentido dentro del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). El ministro saudí de Finanzas, Ibrahim al Asaf, responde que "estaría encantado de hablar con los vecinos del Golfo, pero cada país miembro aborda el asunto de Irán de forma distinta" (documento 251191). Según el resumen de la cita que hace el embajador Smith, "Asaf dijo que el Gobierno de Arabia Saudí ha hablado con sus bancos respecto a las preocupaciones sobre Irán, y llegado a la conclusión de que la mayoría de las transacciones financieras con Irán se hacen en Dubai". El viceministro saudí del Interior, Mohamed bin Nayef, que también está presente en la reunión, declara desear que "nuestros amigos en EAU sean más agresivos".

EAU considera "inaceptable" a un Irán nuclear

El saudí se refiere sin duda a los gobernantes de Dubái, cuyo espectacular desarrollo se basa en el comercio y para quienes Irán es el principal socio. En el vecino Abu Dhabi, que preside la federación de EAU y es el mayor productor de petróleo de los siete emiratos, las ambiciones de Teherán se ven con mayor preocupación. El jeque Mohammed bin Zayed "describió un Irán nuclear como absolutamente inaceptable", asegura el embajador Richard Olson al dar cuenta de la cena que el príncipe heredero de Abu Dhabi y hombre fuerte de la federación ofreció al secretario del Tesoro, el 15 de julio de 2009.

"Está convencido de que se desatará un infierno si Irán llega a hacerse con la bomba, con Egipto, Arabia Saudí, Siria y Turquía desarrollando su propia capacidad nuclear militar, e Irán instigando el conflicto entre suníes y chiíes por todo el mundo", advierte el diplomático. Pero Al Nahayan, "el hombre que dirige" el país y "quien decide en asuntos de seguridad" aunque su único título oficial es vicecomandante supremo de las Fuerzas Armadas de EAU, va más allá y considera "una guerra convencional con Irán en el corto plazo como claramente preferible a las consecuencias a largo plazo de un Irán dotado del arma nuclear".

Dos semanas antes, una opinión similar expresada por su embajador en EE UU, Yusef al Otaiba, durante una seminario motivó un revuelo mediático y diplomático, al interpretarse como un respaldo al uso de la fuerza contra Irán. Al Otaiba se vio obligado a matizar sus palabras, pero a la luz de la conversación ahora revelada el enviado estaba en plena sintonía con sus jefes. De hecho, el pesimismo de Al Nahayan es total. Por eso insiste en que EAU debe prepararse, lo que en otros despachos Olson han calificado de "sus casi obsesivos esfuerzos para desarrollar sus Fuerzas Armadas".

"Declaró que las sanciones financieras nunca serán suficientes para frenar a Irán", escribe el embajador. Tampoco cree que pueda hacerlo un bombardeo israelí. En su opinión, "la clave para contener a Irán gira en torno al progreso del problema Israel / Palestina", sobre el que advierte que "no hay tiempo que perder". Ni siquiera un posible cambio de cara al frente del Gobierno de Teherán le merece confianza. Al comentar las elecciones presidenciales que Irán acababa de celebrar, Al Nahayan "advirtió de que Mir Hosein Musaví no es distinto de Ahmadineyad en las ambiciones nucleares, 'el mismo objetivo, diferente táctica'. Y recordó al secretario Geithner que Musaví y sus consejeros forman parte del mismo grupo que tomó la Embajada de EE UU en 1979".

Medio año después de aquella cena, Al Nahayan advertía al vicesecretario norteamericano de Energía, Daniel Poneman, de que "Irán ya estaba comportándose como una potencia nuclear" (documento 240364). Más grave aún, le acusaba de "estar creando emiratos por todo el mundo islámico, incluidos el sur de Líbano y Gaza, y emiratos durmientes en Kuwait, Bahréin, la provincia oriental de Arabia Saudí, la madre de todos los emiratos en el sur de Irak, y ahora en Saada, en Yemen". No obstante, estimaba que "Irán no es Corea del Norte" y que "el orgullo hace a los dirigentes iraníes más susceptibles a la presión internacional".

En un despacho enviado al presidente Obama antes de la visita de Al Nahayan a la Casa Blanca (documento 222954), Olson matiza que se trata de "un duro respecto a Irán, [pero que] hay otros más acomodaticios dentro de su propio sistema, especialmente en Dubai, donde el gobernante, Mohammed bin Rashid al Maktum (primer ministro de EAU), tiene una posición mucho más cercana a la de Qatar". Este, aunque está de acuerdo que Irán no debe tener armas nucleares, repite en todas las entrevistas con altos responsables de EE UU su preocupación por el impacto sobre Dubái tanto de una acción militar como de las sanciones (documento 94272). Irán es el principal socio comercial de Dubái y los bancos iraníes en ese país tienen depositados fondos estimados en miles de millones de dólares.

Qatar se ofrece para mediar

En Riad, en Abu Dhabi o en El Cairo se da por hecho que Qatar es un flanco débil a la hora de hacer un frente común árabe frente a Irán. El propio emir de Qatar, Hamad bin Khalifa al Thani, no esconde su pragmatismo político. "Debido al depósito de gas natural que Irán comparte con Qatar, Qatar no provocará un enfrentamiento con Irán", escribía el embajador estadounidense en Doha, Joseph LeBaron, tras la entrevista del emir con el senador John Kerry en febrero de este año (documento 250177). Sin embargo, el primer ministro, Hamad bin Jasim al Thani, revelaba pocos meses después que la relación tampoco es de confianza.

"Nos mienten y les mentimos", resumió al respecto el primer ministro tras constatar que EE UU se molesta a veces cuando oye hablar de la buena vecindad entre Irán y Qatar (documento 240782). El visitante en esta ocasión era el vicesecretario de Energía, Daniel Poneman. Estaba acabando diciembre y Estados Unidos empezaba a inquietarse por la falta de respuesta de Irán a la propuesta de intercambio de combustible. Bin Jasim expresó su escepticismo sobre que Occidente vaya a poder alcanzar un acuerdo con los líderes de Irán.

"Me sorprendería mucho si los iraníes alcanzaran un acuerdo. Siempre piensas que lo has logrado y luego [descubres] que no", comentó, según cita LeBaron. "La UE, Chirac y Solana... todos pensaron que tenían un acuerdo... Solana dijo en dos semanas; le advertí de que llevaría dos años", añadió. Poneman le preguntó entonces cómo actuar. "Bin Jasim dijo que era imperativo que los iraníes se comprometieran a redactar cualquier acuerdo, incluido el calendario", escribe LeBaron. "Pidan que ellos lo hagan porque si no, dirán 'si, pero...' y el 'pero' será pero que un 'no'", aconsejó.

-No quieren hacer una propuesta.

-Ustedes no lo entienden. Ni siquiera Musavi puede alcanzar un acuerdo.

-Estados Unidos no ofrecerá nada mejor que lo que hay en la mesa.

-Lo sé, pero ellos son así.

Y tal vez por eso, porque los iraníes son como son, Qatar prefiere no enemistarse con ellos. "Irán nunca nos ha molestado", le recordó el emir a Kerry, antes de atribuir a EE UU "el error de haber hablado por los manifestantes" (sic) tras las controvertidas elecciones presidenciales iraníes de junio del año pasado. En cualquier caso, ante las quejas del congresista por la falta de respuesta del Gobierno iraní a los intentos de diálogo de la actual Administración norteamericana, el emir responde ofreciéndose a mediar. "¿Qué le parece si hablo con el presidente iraní? ¿Qué quiere que le diga?".

Egipto recluta agentes en Irak y Siria para contrarrestar a Irán

"[El presidente egipcio, Hosni] Mubarak tiene un odio visceral hacia la República Islámica, a menudo se refiere a los iraníes como 'mentirosos' y les acusa de querer desestabilizar Egipto y la región", escribe la embajadora norteamericana en El Cairo, Margaret Scobey, en un informe a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el pasado febrero (documento 191130). En su opinión, "no hay duda de que Egipto considera a Irán como la mayor amenaza a largo plazo, tanto por su desarrollo de capacidad nuclear como por su intento de exportar la revolución chií". Aun así, matiza Scobey, "Mubarak le ha dicho a[l enviado especial para Oriente Próximo George] Mitchell que no se opone a que Estados Unidos hable con los iraníes, mientras 'no nos creamos una palabra de lo que dicen".

A finales de diciembre del año pasado, el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, el teniente general Gabi Ashkenazi, le dijo al congresista norteamericano Ike Skelton que "Mubarak asegura que Irán está promoviendo el cambio de régimen en Egipto", tal como recoge el resumen de la entrevista elaborado por la Embajada de EE UU en Tel Aviv (documento 241399). Ninguno de los despachos disponibles cita esa denuncia de una fuente directa, pero los dirigentes egipcios se muestran muy preocupados con la penetración iraní en su país.

Egipto ya ha "empezado un enfrentamiento con Hezbolá e Irán", le anunció el jefe de los servicios secretos egipcios, el general Omar Soliman, al almirante Michael Mullen, el jefe de la junta de jefes del Estado Mayor del Ejército norteamericano, durante una visita a El Cairo en abril del año pasado (documento 204990). Irán "es muy activo en Egipto", explica. Su principal objetivo es utilizar el país de las Pirámides para canalizar su ayuda financiera a Hamás que cifra en 25 millones de dólares al mes, según el despacho que firma Scobey. No obstante, Soliman asegura que están frustrando esos esfuerzos y pone como ejemplo que han impedido varios intentos iraníes de "pagar los salarios de los Batallones Al Qasam" y detenido a los miembros de la primera célula de Hezbolá en Egipto. Otra intrusión iraní, según Soliman, es el intento de "recabar el apoyo de los beduinos del Sinaí para facilitar el tráfico de armas a Gaza".

Mullen le expresa su agradecimiento por los esfuerzos para combatir el contrabando y le abre la puerta a que pueda pedir "asistencia adicional para la seguridad en la frontera en cualquier momento". Solimán insiste en la amenaza iraní. "No vamos a consentir que Irán opere en Egipto", afirma antes de añadir en que ya han advertido a Teherán de que si lo hacen, ellos también interferirán en Irán. De hecho, confía, su departamento "ya ha empezado a reclutar agentes en Irak y Siria". Se supone que para infiltrarlos en la República Islámica. "Irán debe pagar un precio por su comportamiento", concluye.

Un año antes durante la vista de una delegación del Congreso norteamericano a El Cairo, Soliman se muestra satisfecho de que la Nueva Estimación de Inteligencia sobre Irán no signifique un giro en la política de Washington hacia ese país (documento 136139). "Sabemos que Estados Unidos nunca permitirá que Irán tenga una bomba nuclear", manifestó, según el informe diplomático.

Jordania alerta ante la extensión del arco chií

"La metáfora que más a menudo utilizan los funcionarios jordanos cuando se habla de Irán es la de un pulpo cuyos tentáculos llegan insidiosamente a manipular, fomentar [sic] y minar los planes mejor establecidos de Occidente y los moderados de la región", escribe el embajador estadounidense en Ammán, Stephen Beecroft, en un informe sobre cómo reaccionarían los países de la zona a un eventual compromiso de EEUU con Irán (documento 200230). "Aunque los funcionarios jordanos dudan de que el diálogo con Estados Unidos vaya a convencer a Irán de retirar sus tentáculos, opinan que pueden cortarse privando a Irán de asuntos polémicos que le convierten en héroe para la calle árabe, como su defensa de la causa palestina".

"El rey Abdalá indicó al enviado especial George Mitchell en febrero que la implicación directa de EE UU con Irán en este momento solo profundizaría las divisiones intra árabes y que más 'países sin agallas' se pasarían al lado iraní", menciona Beecroft. El monarca jordano fue el primero en advertir del riesgo de un "arco chií", que iría desde Irán hasta Líbano, pasando por las minorías del Golfo y sobre todo Irak, si se intervenía para derribar al régimen de Saddam.

Algunos de sus asesores siguen temiendo que "EE UU y Occidente permitan que Irán sea hegemónico en Irak y a través de la región a cambio de abandonar su programa nuclear", recoge el informe. También menciona que Zeid Rifai, presidente del Senado hasta diciembre de 2009, predice que el diálogo con Irán no llevará a ninguna parte: "Bombardeen Irán o vivan con una bomba iraní. Sanciones, zanahorias, incentivos, no funcionarán". En definitiva, los jordanos temen que Irán sea el único que se beneficie del diálogo con EE UU, y que a ellos les toque paga el precio.

La sombra de Irán aterra al rey de Bahréin. "Hay que parar ese programa", le dice el rey Hamad bin Isa al Khalifa de Bahréin al general Petraeus, en noviembre de 2009, cuando este era comandante del Mando Central (CENTCOM) estadounidense (documento 232927). El informe de la reunión que elabora el embajador norteamericano en Manama, Adam Ereli, señala que el monarca defiende "con fuerza que se actúe para acabar con [el] programa nuclear [iraní], por cualquier medio necesario". "El peligro de dejarlo avanzar es mayor que el peligro de pararlo", cita textualmente al rey.

"Hamad señaló a Irán como la fuente de la mayoría de los problemas tanto en Irak como en Afganistán", reporta Ereli. Ni el rey ni el embajador hacen referencia a las razones internas que alientan esa suspicacia hacia Irán. La dinastía Al Khalifa pertenece a la rama suní del islam, mientras que la mayoría de los habitantes de Bahréin son chiíes y se quejan de discriminación en la educación, el empleo y el acceso a la vivienda. Sus lazos históricos y personales con Irán, de donde son originarias muchas familias les convierten automáticamente en sospechosos de quintacolumnistas. Aunque Bahréin es un archipiélago con apenas medio millón de habitantes, como sede de la V Flota, su estabilidad es clave para EEUU.

"El rey Hamad respaldó plenamente convencido de que un mayor compromiso e influencia árabes ayudarían a frustrar las intenciones iraníes en Irak", escribe Ereli. También recordó a Petraeus que "Bahréin estaba trabajando para reforzar la coordinación dentro del CCG", antes de confirmar que su país ha dado el visto bueno a la solicitud de la OTAN para utilizar la base aérea Isa para misiones AWACS (de reconocimiento aéreo).

Omán considera que los iraníes conocen sus límites

"Irán es un país grande con músculos y debemos tratar con él", le dice el sultán Qabús de Omán al entonces jefe del CENTCOM, el almirante William Fallon, en febrero de 2008 (documento 143790). Según el relato del embajador estadounidense en Mascate, Gary Grappo, el monarca comparte "las preocupaciones de EE UU sobre la intromisión iraní en Irak y otros lugares, pero sostiene que Teherán sabe que un enfrentamiento con EE UU no le beneficia".

El sultán opina que los iraníes "no están locos" y, de acuerdo con el despacho de Grappo, asegura que "Teherán se da cuenta que hay 'ciertas líneas que no puede cruzar' (por ejemplo, el enfrentamiento directo con EE UU)". "Debo decir que en tanto [que EEUU] esté en el horizonte, no tenemos nada que temer", concluye Qabús.

Pero esta percepción respecto a la amenaza que representa Irán y que repiten todos los cargos civiles omaníes, no es del todo compartida por sus militares y sus servicios de seguridad. "Omán niega que Irán plantee una amenaza directa a la seguridad nacional del sultanato. Sin embargo, [su] planteamiento de defensa, incluidos su organización y compra de material militar, muestra que reconoce claramente el riesgo que Irán plantea a la estabilidad regional", interpreta el ministro consejero de la embajada, Victor Hurtado, en un informe para el general Petraeus en julio de 2009.

Uno de los más precavidos frente a Irán es el teniente general Ali bin Majid al Ma'amari, el más alto responsable de seguridad y consejero del sultán. Tras una entrevista con Ali Bin Majid en agosto de 2008, el embajador escribe que los omaníes "son conscientes de las tácticas engañosas de Irán y de sus deseos de expansionismo ideológico en la región" (documento 165127). Pero cuando el diplomático le pregunta por las declaraciones iraníes amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz, Ali Majid las desestima como "palabras hueras" y, resume el despacho, "tal vez un vago intento de aumentar su poder de negociación frente al G-6".

Los omaníes se sienten mucho menos preocupados por Irán que sus vecinos. Además, como resume otro informe (documento 216486), "los dirigentes omaníes siguen convencidos de que Irán no atacará países del CCG con misiles en respuesta a un ataque militar llevado a cabo en el Golfo. Ven más probables operaciones terroristas, asimétricas, de Irán contra los Estados del Golfo, incluidos objetivos de EE UU en estos países". En consecuencia, "los omaníes tienen poco interés por los caros misiles Patriot, pero están interesados en el Shared Early Warning (SEW) [sistema de alerta temprana compartida] y desean modernizar su capacidad -tanto defensiva como disuasiva- para hacer frente a las que consideran amenazas más posibles".

La familia real de Kuwait, dividida ante Irán

"Irán está decidido a exportar su revolución y solo puede ser disuadido por la fuerza de alcanzar sus ambiciones nucleares", le dijo el ministro kuwaití del Interior, el jeque Yaber al Jaled al Sabah, a la embajadora estadounidense, Deborah Jones, el pasado febrero (documento 219197). La contundencia de esas palabras contrasta con la actitud tibia que sus vecinos atribuyen a Kuwait a la hora de hacer frente común ante Teherán. La propia embajadora precisa en su informe sobre la entrevista que el jeque Yaber es "un duro en [asuntos de] seguridad cuyas opiniones no siempre reflejan las del resto del Gobierno".

Aun así, no deja de ser significativo que una voz de tanto peso (el ministro es un destacado miembro de la familia gobernante) califique a Irán de "centro neurálgico del extremismo islámico". Su grado de preocupación, o de paranoia, se intuye cuando Jones escribe que el jeque Yaber opina que "incluso los palestinos aspiran ahora a ser chiíes porque se han creído las 'historias' iraníes sobre que los chiíes están más preparados para 'luchar hasta el final' y hacer frente a Israel". El ministro también se hace eco de los intentos iraníes de "infiltrarse en Egipto, explotando la pobreza de ese país".

El jeque Yaber indica que habla con franqueza porque se trata de la mayor preocupación del Gobierno de Kuwait. Sin embargo, Jones matiza que su tono parece influido por sendos incidentes en los que lanchas rápidas de la Guardia Revolucionaria se acercaron a una terminal petrolera saudí-kuwaití en aguas internacionales y molestaron a unos pescadores kuwaitíes. Aunque sin duda las palabras del ministro dan pistas sobre las preocupaciones privadas de algunos altos cargos del emirato, otros despachos de esa embajada ponen en perspectiva la visión global de la familia real.

La postura del Gobierno kuwaití trata de "instar discretamente a Teherán para que cumpla con las salvaguardas del OIEA a la vez que mantiene una relación amistosa con un vecino que es mucho más grande y poderoso", resume un despacho del pasado febrero (documento 250223). En definitiva, "dará la bienvenida a cualquier propuesta que saque a Irán de su camino nuclear, pero no se expondrá a la ira iraní colocándose al frente de alguna de ellas", estima el encargado de negocios estadounidense, Tom Williams.

Los secretos de la diplomacia de Estados Unidos, al descubierto



EL PAÍS, en colaboración con otros diarios de Europa y Estados Unidos, revela a partir de hoy el contenido de la mayor filtración de documentos secretos a la que jamás se haya tenido acceso en toda la historia. Se trata de una colección de más de 250.000 mensajes del Departamento de Estado de Estados Unidos, obtenidos por la página digital Wikileaks, en los que se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos del mundo, así como otros muchos sucesos y datos de gran relevancia que desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan a la luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y obsesiones, y en conjunto facilitan la comprensión por parte de los ciudadanos de las circunstancias en las que se desarrolla el lado oscuro de las relaciones internacionales.


stos documentos recogen comentarios e informes elaborados por funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre personalidades de todo mundo, desvelan los contenidos de entrevistas del más alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y exponen con detalle las opiniones vertidas y datos aportados por diferentes fuentes en conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático de esa nación en numerosos países, incluido España.

Queda en evidencia, por ejemplo, la sospecha norteamericana de que la política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como un político de corte autoritario cuyo estilo personal machista le permite conectar perfectamente con Silvio Berlusconi. Del primer ministro italiano se detallan sus "fiestas salvajes" y se expone la desconfianza profunda que despierta en Washington. Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la política exterior de Estados Unidos.

Los cables prueban la intensa actividad de ese país para bloquear a Irán, el enorme juego que se desarrolla en torno a China, cuyo predominio en Asia se da casi por aceptado, o los esfuerzos por cortejar a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez.

En ocasiones, las expresiones usadas en estos documentos son de tal naturaleza que pueden dinamitar las relaciones de Estados Unidos con algunos de sus principales aliados; en otras, pueden ponerse en riesgo algunos proyectos importantes de su política exterior, como el acercamiento a Rusia o el apoyo de ciertos Gobiernos árabes.

El alcance de estas revelaciones es de tal calibre que, seguramente, se podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los hábitos diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas empleadas para la consecución de información quedan en entredicho a partir de ahora.

Todos los servicios diplomáticos del mundo, y especialmente de Estados Unidos, donde esta filtración se suma a otras anteriores de menor trascendencia con papeles relativos a Irak y Afganistán, tendrán que replantearse desde este momento su modo de operar y, probablemente, modificar profundamente sus prácticas.

Intensas gestiones

Tratando de anticiparse a ese perjuicio, la Administración de Estados Unidos lleva varios días, desde que supo la existencia de esta fuga de documentos, realizando intensas gestiones ante el Congreso norteamericano y los Gobiernos de gran parte de las naciones ante los que tiene representación diplomática para informarles sobre el previsible contenido de las filtraciones y sus posibles consecuencias. El Departamento de Estado envió a principio de esta semana un informe a los principales comités de la Cámara de Representantes y del Senado previniéndoles sobre la situación.

La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha telefoneado en las últimas horas a los Gobiernos de los países más importante afectados por esta fuga de información, entre otros los de China, Alemania, Francia y Arabia Saudí, para alertarles de lo sucedido y ofrecer algunas justificaciones

En Reino Unido, Israel, Italia, Australia y Canadá, entre otros socios de Estados Unidos, portavoces de sus respectivos ministerios de Relaciones Exteriores confirmaron que habían recibido información de parte de los embajadores norteamericanos, aunque no revelaron detalles sobre los datos precisos que habían sido puestos en su conocimiento. No ha habido, sin embargo, comunicación directa entre la Embajada en Madrid y el Gobierno español acerca de este asunto.

El portavoz del Departamento de Estado, P. J. Crowley, ha reconocido que no conoce con exactitud las informaciones que aparecerán en los papeles filtrados, aunque ha adelantado que "estas revelaciones son dañinas para los intereses de Estados Unidos". "Van a crear tensiones entre nuestros diplomáticos y nuestros amigos alrededor del mundo", declaró este fin de semana.

El Departamento de Estado, que ha negociado con uno de los periódicos que hoy publican los cables algunos contenidos particularmente lesivos para sus intereses o peligrosos para ciertas personas, está especialmente preocupado por el daño que esto puede causar en la guerra contra Al Qaeda en algunas regiones en la que la libran de forma encubierta, como Yemen o Pakistán, así como los efectos que puede tener para las difíciles relaciones con otras potencias, como Rusia y China.

Los dos últimos años

Los documentos -251.287 mensajes que cubren un periodo hasta febrero de 2010 y, en su mayor parte, afectan a los dos últimos años- fueron facilitados por WikiLeaks hace varias semanas, además de a EL PAÍS, a los diarios The Guardian, de Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia, y al semanario Der Spiegel, de Alemania. Estos medios han trabajado por separado en la valoración y selección del material, y pondrán a disposición de sus lectores aquellas historias que cada uno considere de mayor interés; en algunos casos serán coincidentes, en otros no.

Ese proceso se ha llevado a cabo bajo una exigente condición de no poner en peligro en ningún momento fuentes protegidas de antemano o personas cuya vida podría verse amenazada al desvelarse su identidad. Al mismo tiempo, todos los medios han hecho un esfuerzo supremo por evitar la revelación de episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier país, particularmente de Estados Unidos, el más expuesto por estas revelaciones. Por esa razón, algunos de los documentos que serán puestos a disposición de nuestros lectores a partir de hoy aparecerán parcialmente mutilados.

EL PAÍS no ha estado en el origen de la filtración y, por tanto, desconoce los criterios con los que se ha llevado a cabo la selección del paquete que finalmente ha llegado a manos del diario. Resulta evidente que los papeles analizados no son todos los emitidos en el mundo por el Departamento de Estado en el periodo de tiempo comprendido, pero ignoramos si esos son todos a los que ha tenido acceso WikiLeaks.

Pese a eso, el lector comprobará el valor que en sí mismo encierra el conjunto de documentos facilitados, al margen de que puedan existir otros muchos que aún se desconocen. Se trata de un material que aporta novedades relevantes sobre el manejo de asuntos de gran repercusión mundial, como el programa nuclear de Irán,las tensiones en Oriente Próximo, las guerras de Irak y Afganistán y otros conflictos en Asia y África.

Terrorismo y radicalismo islámico

También se recogen los movimientos entre Estados Unidos y sus aliados para hacer frente al terrorismo y al radicalismo islámico, así como detalles reveladores sobre episodios de tanta trascendencia como el boicot de China a la empresa Google o los negocios conjuntos de Putin y Berlusconi en el sector del petróleo. De especial interés son las pruebas que se aportan sobre el alcance de la corrupción a escala planetaria y las permanentes presiones que se ejercen sobre los diferentes Gobiernos, desde Brasil a Turquía, para favorecer los intereses comerciales o militares de Estados Unidos.

Entre los primeros documentos que hoy se hacen públicos, se descubre el pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa nuclear, despiertan entre los países árabes, hasta el punto de que alguno de sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra convencional hoy que un Irán nuclear mañana. Se aprecia la enorme preocupación con la que Estados Unidos observa la evolución de los acontecimientos en Turquía y la estrecha vigilancia a la que se mantiene al primer ministro, Erdogan.

Y, sobre todo, esta primera entrega revela las instrucciones que el Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y en algunos países para desarrollar una verdadera labor de espionaje sobre el secretario general de la ONU, sus principales oficinas y sus más delicadas misiones.

Los lectores descubrirán al acceder a las sucesivas crónicas detalles insospechados sobre la personalidad de algunos destacados dirigentes y comprobarán el papel que desempeñan las más íntimas facetas humanas en las relaciones políticas. Eso resulta particularmente evidente en América Latina, donde se dan a conocer juicios de diplomáticos norteamericanos y de muchos de sus interlocutores sobre el carácter, las aficiones y los pecados de las figuras más controvertidas.

Mañana EL PAÍS ofrecerá detalles, por ejemplo, sobre las sospechas que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental. El mismo día se darán a conocer algunas de las gestiones que la diplomacia norteamericana ha realizado para repatriar a los presos de Guantánamo, así como la intensa actividad en Asia para frenar el peligro que representa Corea del Norte.

Cables controvertidos

Entre los cables con los que ha trabajado este periódic o se encuentran informes extraordinariamente controvertidos, como los mensajes del embajador norteamericano en Trípoli en los que cuenta que el líder libio, Muamar el Gadafi, usa botox y es un verdadero hipocondríaco que hace filmar todos sus exámenes médicos para analizarlos posteriormente con sus doctores, y relatos con meticulosas descripciones del paisaje local, como el que hace un diplomático estadounidense invitado a una boda en Daguestán que sirve para ilustrar el grado de corrupción en la zona.

Hay cables de gran valor histórico, como el que revela la apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de Estados Unidos durante el golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya en Honduras, y cables de enorme interés sobre acontecimientos actuales, como el que precisa la presión ejercida sobre el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, para que contenga los abusos de sus allegados y facilite la gobernabilidad del país.

En lo que respecta a España, estos documentos registran el enorme acceso de la Embajada de Estados Unidos a personalidades destacadas del ámbito político y judicial, y su influencia en algunos acontecimientos que han marcado la actualidad de los últimos años. También se descubre el punto de vista que funcionarios estadounidenses tienen de la clase política española, así como el que algunos políticos expresan sobre sus compañeros y adversarios.

En determinados casos, estas revelaciones tienen el estrictamente el valor que tiene la opinión de una persona de posición influyente. En otros casos, se trata de relatos que aportan pistas sobre acontecimientos importantes pero que son narrados por una sola fuente: el servicio diplomático de Estados Unidos. EL PAÍS no ha podido corroborar todos esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño posible.Entre otras precauciones, se ha decidido aceptar los compromisos a los que The New York Times llegue con el Departamento de Estado para evitar la difusión de determinados documentos.

No todos los papeles obtenidos por Wikileaks han sido utilizados para la elaboración de nuestras informaciones, y solo una parte de ellos serán expuestos públicamente, independientemente de lo que la propia WikiLeaks o los demás medios que han recibido el material decidan hacer. Se han seleccionado tan solo aquellos que consideramos imprescindibles para respaldar la información ofrecida.

Las informaciones han sido preparadas y escritas únicamente por redactores de nuestro periódico atendiendo a nuestras particulares exigencias de rigor y calidad. A lo largo de varios días se irán ofreciendo las crónicas que recogen la sustancia de esos documentos, añadiéndoles el contexto y la valoración requeridos, así como sus posibles reacciones y consecuencias.

Algunas de esas reacciones estarán, seguramente, dirigidas a examinar las causas por las que puede haberse producido una fuga de semejante magnitud. El origen de este problema puede remontarse a los días posteriores al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, cuando se detectaron unos fallos de coordinación entre los servicios de inteligencia que recomendaron la necesidad de un modelo de comunicación que permitiera a los diferentes responsables de la seguridad compartir datos extraídos por el Departamento de Estado.

Un sistema de Internet del Ejército

Se extendió, por tanto, a partir de esa fecha el uso de un sistema de Internet del Ejército norteamericano denominado SIPRNET, un acrónimo de Secret Internet Protocol Router Network. Todos los cables que se incluyen en esta filtración fueron enviados por ese medio, como se comprueba por la etiqueta que cada uno de ellos lleva en su cabecera, la palabra SIPDIS, que son las siglas para Secret Internet Protocol Distribution.

Al menos 180 embajadas norteamericanas alrededor del mundo utilizan actualmente ese sistema de comunicación, según informes elaborados por el Congreso norteamericano. Aunque se exigen fuertes medidas de seguridad para el uso de ese sistema, como la de mantenerlo abierto únicamente cuando el usuario está frente a la pantalla, la exigencia de cambiar la clave cada cinco meses o la prohibición de utilizar cualquier clase de CD u otro método de copia de contenidos, el número de personas que ahora acceden a la información ha crecido considerablemente.

A ese crecimiento ha ayudado también la necesidad de ampliar el número de personas trabajando en cuestiones de seguridad y, como consecuencia, la del número de personas a la que se da acceso a documentos clasificados. El Departamento de Estado clasifica sus informes en una escala que va del Top Secretal Confidential. En los documentos facilitados a EL PAÍS no hay ninguno clasificado como Top Secret, aunque sí más de 15.000 situados en la escala inferior, Secret.

Según se puede deducir de datos elaborados por la Oficina de Control del Gobierno, perteneciente al Congreso norteamericano, y otros expuestos recientemente por medios de comunicación de ese país, más de tres millones de estadounidenses están autorizados al acceso a ese material Secret. Eso incluye decenas de miles de empleados del Departamento de Estado, funcionarios de la CIA, del FBI, de la DEA, de los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas y de otros departamentos implicados en la búsqueda de información. En Estados Unidos funcionan 16 agencias con responsabilidades de espionaje.

Será muy costoso, por tanto, para ese país reparar el daño causado por esta filtración, y llevará años poner en pie un nuevo sistema de comunicación con plenas garantías. Lo más importante, sin embargo, es el valor informativo que esos documentos tienen actualmente. Estamos ante una serie de relatos, sin precedentes en el periodismo español, que servirán para una mejor comprensión de algunos conflictos y de personalidades que afectan determinantemente a nuestra vida y que pueden abrir a nuestros lectores a una nueva interpretación de la realidad que les rodea.


Moscú presta a Caracas 3.000 millones de euros para compra de armamento ruso



Moscú ha prestado recientemente al Gobierno venezolano 3.000 millones de euros para comprar equipamiento militar ruso, según manifestó el pasado sábado elpresidente venezolano, Hugo Chávez,durante la ceremonia de celebración del 90 aniversario de la creación de las Fuerzas Aéreas venezolanas. Seguir leyendo el arículo

Chávez ha dicho que ambas partes alcanzaron el acuerdo durante su visita a Rusia en octubre, pese a que no se hicieron declaraciones al respecto en ese momento. "Estuvimos en Rusia no hace mucho y el Gobierno ruso nos dio un crédito de 3.000 millones de euros para ayudarnos a construir nuestra capacidad defensiva", ha agregado.

Moscú ha proporcionado con anterioridad otros préstamos para la compra de armamento ruso, incluyendo 1,6 millones de euros para la compra de tanques 92 T-72M1M, lanzacohetes Smerch y otros equipamientos. Rusia, además, ha exportado a Venezuela 24 aviones Flanker Su-30MK2 , cerca de 40 helicópteros de transporte Mi-17 y 10 helicópteros de ataque Mi-35, así como tres helicópteros de transporte pesado Mi-26T Halo.


Corea del Sur revisará normativas sobre implicación militar y aumentará fuerzas militares en islas en mar Amarillo



Corea del Sur revisará íntegramente sus normativas sobre implicaciones militares y aumentará en gran medida sus fuerzas militares en islas en el mar Amarillo, donde se produjo un intercambio de fuego de artillería el martes con la República Popular Democrática de Corea (RPDC), informó la oficina de la presidencia el jueves.

"Hay un estudio que dice que las actuales normativas sobre implicaciones militares son bastante pasivas, ya que se dedican principalmente a evitar una escalada de las tensiones", afirmó la portavoz de la presidencia, Hong Sang-pyo, en una rueda de prensa después de una reunión de seguridad presidida por el presidente del país, Lee Myung-bak.

La planeada revisión, agregó, incluirá diferenciar entre ataques contra civiles de ataques contra militares. El bombardeo de la RPDC del martes contra la isla surcoreana Yeonpyeong acabó con las vidas de dos civiles y de dos marines.

El gobierno también aumentará sus fuerzas militares en las cinco islas más al norte en las tensas aguas del oeste de la Península Coreana, desechando el plan del anterior gobierno de reducir gradualmente las fuerzas estacionadas en la inestable región, añadió Hong.

"Este tipo de provocación puede producirse de nuevo en cualquier momento", dijo Hong, citando declaraciones del presidente. El país debe "equipar las cinco islas vulnerables con (armas de) primera clase para disuadir amenazas desiguales." Ç

(Xinhua)
25/11/2010

Ejército de Tierra ruso recibirá más de 3.000 unidades de armamento moderno en años próximos



Nizhni Novgorod (Rusia), 18 de junio, RIA Novosti. El jefe del Ejército de Tierra de Rusia, general Vladímir Boldirev, anunció hoy que las brigadas del Ejército de Tierra recibirán más de 3.000 unidades de armamento moderno en los años próximos.

"A partir del año en curso, las brigadas, en total 46, se dotarán de nuevo armamento, incluidos sistemas Iskander, Tor, Buk y misiles antitanque Kornet, así como carros de combate y transportes blindados de último modelo", dijo Boldirev a medios de prensa este jueves.

Según el general, en el marco del programa de rearme integral para 2011-2020, se prevé ultimar el proceso de dotación de las brigadas del Ejército de Tierra con armas modernas.

Rusia planea crear un Ejército completamente profesional con una estructura a partir de brigadas, y no divisiones, en el marco de la reforma militar puesta en marcha en el país con objeto de implementar un nuevo modelo de las Fuerzas Armadas, compactas y móviles que sean capaces de enfrentar nuevos retos y amenazas.

RIA NOVOSTI

Medvédev: Rusia gastará en defensa un 2,8% de su PIB hasta 2020



El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, declaró hoy que la financiación de los programas militares se mantendrá al nivel del 2,8% del producto interno bruto (PIB) en el próximo decenio.

“A partir de este año y hasta 2020, el volumen anual de las asignaciones para la defensa nacional se preservarán al nivel del 2,8% del PIB”, dijo Medvédev al reunirse con los mandos militares en la provincia de Nizhni Nóvgorod.

Agregó que el Estado tuvo que “introducir correctivos notables en los presupuestos” y “hasta recortar algunos programas” para garantizar esa financiación, dotar de nuevos equipos a las Fuerzas Armadas y resolver los problemas sociales que tienen los militares.

Hizo esta declaración tras visitar el polígono Gorojovetski, donde observó una serie de ejercicios que el Ejército de Tierra efectúa desde el pasado 15 de noviembre.

Es la primera vez que el presidente ruso asiste a maniobras militares desde que Defensa concluyó una reforma del control de tropas y creó cuatro mandos estratégicos - Centro, Oeste, Este y Sur – en sustitución de seis distritos militares que Rusia heredó de la Unión Soviética.

Corea del Sur y China realizan consultas sobre la situación en la península coreana



El miembro del Consejo de Estado de China, Dai Bingguo, arribó este sábado a Seúl para sostener consultas con dirigentes surcoreanos sobre la situación en la península de Corea, informaron medios chinos.

La parte coreana está representada en las negociaciones por el ministro de Asuntos Exteriores, Kim Sung-hwan.

El más grande conflicto armado en la península de Corea del último medio siglo ocurrió el martes pasado en la isla surcoreana de Yeonpyeong del mar Amarillo, en la zona de la línea divisoria litigiosa trazada entre las dos Coreas.

A raíz del ataque de artillería lanzado desde Corea del Norte perecieron cuatro personas, incluidos dos civiles, y 18 recibieron heridas. Las pérdidas de Corea del Norte no se dieron a con

RIA NOVOSTI